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Hola a todos:

Este blog tratará de mí con todo lo que eso significa: anécdotas de mi mundo, algunos escritos (poemas y cuentos), mis sueños o lo que me interese, acompañados, algunas veces, de alguna pintura mía. Escribiré, hasta que, como dice el subtítulo del blog, llegue el día.

martes, 16 de febrero de 2010

Edwin

Antes de estudiar pintura, cuando aún estaba en el colegio, en vacaciones de verano, me inscribí en un curso de escultura en el museo de arte, estuve un poco más de dos meses. Todos o la gran mayoría del curso éramos un poco raros, allí conocí a un chico, se llamaba Edwin (espero que no esté leyendo esto, porque ese es su verdadero nombre), era de los más raros,…bueno… no era sólo excéntrico, él en realidad estaba loco.

Todos los que nos habíamos matriculado debíamos comenzar haciendo la escultura de un hombre, construido primero con alambres y rellenábamos su cuerpo con arcilla para darle forma; pero Edwin, como ya llevaba bastante tiempo allí ya no hacía el hombre, sino un caballo, y perfeccionaba tanto su pequeña figura que al final de cada clase parecía no haber avanzado nada, y siendo sincera, le estaba quedando muy bien.

Él fue la persona con quién más hablé, tenía 25 ó más y yo 15, habíamos congeniado rápidamente, le hablaba sobre magia y ocultismo, y él me contaba cosas muy raras. Ahora no sé si era o no verdad lo que contaba, pero en aquel tiempo, por mi ingenuidad y desconocimiento, le creía todo. Siempre salíamos al parque del costado o a tomar algunas cervezas, mientras me contaba toda su vida (y, ahora que recuerdo le presté un libro, el Bhagavad-gītā, y nunca me lo regresó); decía que quería estudiar arte en la PUCP (no creo que lo haya hecho), que en su casa lo molestaban mucho y lo que era raro, y por lo que digo que estaba loco, decía que a la vuelta de su casa vivía alguien del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional) que lo odiaba. Este hombre del SIN había decidido hacerle la vida imposible, prácticamente todo lo que sucedía a su alrededor había sido manipulado por aquel hombre, en las clases de escultura había otro infiltrado del SIN mandado por aquel otro a observarlo y fastidiarlo, y, lo peor de todo, decía que en varios programas de televisión, cuando decían ciertas frases como, recuerdo solo una: “somos farándula”, decía que se la mandaban a él.

Sin embargo, como había dicho, yo le creía todo, por eso nos llevábamos tan bien; creo que si hubiese puesto, al menos, una pizca de duda en la cara, me habría hecho daño, aunque uno nunca sabe. Yo le había prometido que iba a averiguar todo sobre su vida para protegerlo preguntándoles a los ángeles en el mundo astral, cosa que nunca hice, porque no tuve tiempo.

Se supone que lo que tenía era un tipo de esquizofrenia del tipo paranoide, al menos eso creo, pero esto no lo supe hasta mucho después; aunque quizás, y esto es casi imposible, lo que me decía era cierto y mi alma, en ese tiempo menos corrompida, podía ver todo más claro.

Hoy, después de 10 años, me pareció verlo gritando en la calle, quería bajar del carro para decirle “Edwin, todo está bien”, pero no lo hice. Y pensándolo bien, me arrepiento no haberme bajado del taxi, no para decirle eso, sino para reclamarle mi libro, jejeje.

Quizás la locura sea contagiosa y él me haya contagiado, aunque no estoy loca, pero casi (es en serio).



1 comentario:

Unknown dijo...

o.o!! la verdad eso qe dices tal vez el si estaba loco o tal vez no ? pero en su locura era muy bueno en el arte q ejercia al hacer un caballo como dices tu que le salia muy bien en cuanto a ese libro Bhagavad-gīta o.o!! lo buskare y lo comprare acabo de informarme en la red suena muy bueno

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