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Hola a todos:

Este blog tratará de mí con todo lo que eso significa: anécdotas de mi mundo, algunos escritos (poemas y cuentos), mis sueños o lo que me interese, acompañados, algunas veces, de alguna pintura mía. Escribiré, hasta que, como dice el subtítulo del blog, llegue el día.

martes, 23 de febrero de 2010

Vibración

Me encanta la música, escucharla, bailarla y cantarla. Escucho casi cualquier cosa, no me importa de dónde provenga ni quién la haya hecho, ni si es comercial o es underground, música temporal o música eterna, o si está en español, francés, chino o árabe, pues la música trasciende al idioma. Lo importante es que me guste y que me haga sentir muchas cosas: angustia, tristeza, alegría, satisfacción, nostalgia, violencia, paz, magia, a Dios. Tengo mi música predilecta, pero eso no significa que no pueda valorar, asimilar y hasta comprar música de otros géneros, siempre y cuando me gusten.

Existe esa música que a uno empieza disgustándole, pero, por algún motivo, con el tiempo, a uno le llega a gustar mucho, o la música que por más que uno trata de encontrarle el gusto no se logra, por ejemplo, para mí, el punk; por último existe la música del que uno huye y no la quiere escuchar por ningún motivo: el death metal que parece hecha para corromper almas (mi opinión). También existe esa música que uno detesta, pero que es pegajosa y, sin que uno se dé cuenta, comienzas a cantarla o tararearla sin poderlo evitar o esa música del que uno nunca se acuerda, pero cuando después de mucho tiempo uno la vuelve a escuchar, el mundo cambia y el pasado retorna con tanta forma que la visión parece engañarlo, porque se comienza a ver con los ojos de algún momento de tu vida, adolescencia, pubertad o niñez.

Dicen que hay música mejor que otras, donde la voz de Dios, la música clásica, sería la mejor de todas -mágica, poderosa y divina- no podría asegurar que es la primera, pero lo que sí aseguro es que (para mí, siempre para mí) la música que cada uno escucha tiene que ir de acuerdo con su alma, en igual armonía, vibrando en la misma escala. No hay excepciones, cualquier supuesta excepción es una mala interpretación a mis palabras. Es decir, no todos pueden escuchar todo tipo de música, y si así parece con algunos, aquella en la que s esté en más sincronía será la que más guste. Es simple: los más violentos escuchan la música más violenta, los pacíficos música pacífica, etc. Y los que no suelen escuchar música, no es que no les guste, es que no han escuchado un tipo de música de acuerdo a ellos.

Así como algunas cosas vibran siempre en la misma frecuencia, como el diapasón, e incluso hacen vibrar como por magia aquello afinado en el mismo tono, por lo general de los instrumentos de cuerdas, así, de modo similar ocurre con las almas, ellas vibran por la música y, mientras más en armonía estén, una con otra, esa vibración mágica es mayor.

Un martes de rutina en el trabajo, solo la música me mantenía despierta. Una teoría creada en el atardecer por el aburrimiento, espero que no me haya equivocado demasiado.

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